Hoy, los vientos cardinales
me han tocado.
y respirando el
aroma del recuerdo,
se estremeció mi cuerpo.
Los vientos armoniosos
recorren mis manos como un arpa
sutil y delicada,
encontrando en mis gemidos
notas sublimes,
sin compas, sin tiempo
sin compromiso de partituras.
En esta fuente de náyades
siluetas toman vida,
humedecen mis labios
para recordar tus
mejillas,
tu canto entre mis brazos.
Es medía noche
solo ilumina un farol de antaño,
“croan” las ranas
en un estanque
y el viento entre palmeras
cantan para no olvidar… mí nombre.
Mis manos tiemblan,
mis ojos humedecen mi rostro,
una carta lejana de atardeceres rojizos
lleva tatuada frases mágicas
que brotaron de tus labios,
hoy impresas en un papel de antaño.
Camine entre buganvilias
blancas, rosas y amarillas,
y en el recuerdo de lluvias de octubre
despojando mis vestiduras
en mi pecho escribo… un secreto.
Ramón de Jesús Hernández Olivares
País: México
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