Caminando en la pradera
viendo el cristalino río
llegaste a mí
vestida de tristeza.
Tu, sutil y delicada
descubrí tu último tono rosa,
te deposite en una copa
y dormiste tranquila horas y horas.
En mis sueños te veía
salir de ese aposento cristalino
en el instante que dormía la aurora.
Tocaste mi frente
revoloteando en el espacio
como una mariposa,
el viento te llevo a mí para despedirte
una ráfaga aromática
impregno mi habitación
y entonces…vinieron tus hermanas
las hojas rosas.
en un etéreo vuelo entre luciérnagas
partiste con tus alas
una estrella rompiendo el hechizo
¿Y tú? convirtiéndote en hada.
RAMÓN DE JESÚS HERNÁNDEZ OLIVARES
DERECHOS RESERVADOS
06 JULIO 2013
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