Converso con mi corazón mutilado,
acerca del mal que posee la lengua del demonio negro,
en donde me observa sobre las espesas obscuridades
en donde me observa sobre las espesas obscuridades
de mis paredes, blancas, grises,
místicas facciones femeninas,
cubiertas de poemas olvidados
por los sabios oráculos de mi sueño mortal,
acosándome,
murmurando gloria eterna, al percibir tal acto,
observe mi cristo que llevo en mis manos,
plasmada la oración divina,
plasmada la oración divina,
el símbolo que ciega las palabras creadas para torturar
mi inmortalidad literaria,
que hombre se embriaga de locura
cuando su mujer se desnuda sobre la sangre hervida,
bebiendo del charco
de sangre, orando sus pecados,
martillando sus nudillos en espinas envenenadas,
amor del profeta,
aléjeme del castigador del llanto infernal,
asesino de besos cocidos,
mi dios misericordioso, amante de la paz y justicia,
bendígame como
mortal creador de letras y surreales
actos de bondad y tirana fortaleza de
guerrero indio,
en donde atravieso montañas, amores vendidos,
palabras inmortales por hombres ...
José Eduardo Cruz Pérez
México