Entre al refugio de las
tempestades
con las notas de lluvia en
mi piel,
la mañana fría
invitaba a soñar despierto
saboreando un café.
Observé el pasar de las
horas
extrañando tu sonrisa,
y entre lazando mis brazos
tu aroma recordé.
En la habitación azul
los ecos de batallas
eróticas,
llantos y risas
tu y mi desnudez.
La estación vieja de un
reloj de antaño
da noticias y anuncia la
noche
con una melodía de
“coctel”.
Aroma a sándalo tiene mi
almohada,
extraño tus besos y tomar
tu mano,
música en mis dedos al
tocar tu piel,
sé que era un adagio.
Arrullado por el silencio,
la habitación azul testigo
y muda
de tu ausencia y de
caricias,
escuchando el sufrimiento
de las gotas
que caen al suelo,
esparciendo versos.
Pasan la horas en el
universo
cuando quedamente posas tu
sien
en la almohada de tonos a
cielo,
desnudas tu cuerpo,
y sin mirarte observo la
sombra
bendita de tu silueta.
La habitación azul
se embriaga de aromas,
inerte a tu lado.
Sé que me recuerdas pero
no soy
parte de tus recuerdos,
y que aún deseas cuidar
mi sueño
cuando sutilmente del frío
cubres mi espalda.
Ramón de Jésus Hernández Olivares
Veracruz, México
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